Nuestra familia siempre va a estar ahí, pero no de la misma forma. Con los años cambiamos por dentro y por fuera, los hijos crecen tan rápido que en ocasiones ni nos damos cuenta. Nos gustaría atrapar el tiempo en esos momentos, para que no se fueran nunca de nuestra memoria. Y esto es posible a través de la fotografía, que nos permite la evocación de nuestros recuerdos y traer a nuestra mente de nuevo los mejores momentos de nuestra vida junto a nuestros padres, hijos o hermanos.

Me encanta ser partícipe de la construcción de esa memoria familiar. Una de las mayores satisfacciones como fotógrafo es ser parte de la vida de las personas en sus momentos más significativos, por ello me llena de orgullo cuando una pareja que contó conmigo para el día de su boda decide que sea también su fotógrafo familiar.